Compartimos las cartas ganadoras de la primera edición del concurso de cartas de RecoLectores. Esta la envió Luna Calvo Hernández desde Alloza (Teruel).
Querido destino:
Hoy quiero detenerme un momento para agradecerte. Porque entre tantos caminos posibles, me tocó (o elegí) uno que me llena el alma: ser maestra.
Gracias por darme la oportunidad de dedicarme a lo que más me gusta. Enseñar no es sólo transmitir contenidos, es tocar almas, acompañar procesos, sembrar semillas de futuro. Es cuidar, guiar, escuchar.
Es abrir la mente y el corazón, con cada clase, con cada historia compartida.
Tengo la dicha de ser maestra rural. Enseñar en un pueblo es mucho más que dar clases, es formar parte de una comunidad que late al ritmo de la naturaleza, del respeto y de los vínculos cercanos. Es conocer a cada estudiante por su nombre, por su historia, por su mirada. Es ver cómo el aprendizaje florece con paciencia, como una semilla que brota en tierra fértil.
Amo lo que hago. Amo poder enseñar rodeada de verde, de silencio que no calla, sino que habla en otro idioma. Amo respetar los tiempos, los procesos, los ritmos propios. Amo ser parte de sus conocimientos y sus primeros pasos en la vida.
Gracias, destino, por regalarme este camino. Lo ando con entrega, pasión y una gratitud profunda.
Con amor: Profe Luna.