fbpx

Catrinas y calacas

Nos ponemos nostálgicos en estas fechas. Justo hace un año, parte del equipo de Atrapavientos viajaba a Ciudad de México invitados por AECID y por el Centro Cultural de España en México.

A lo largo de diez días pudimos comprobar la magia de una ciudad que nos enamoró. La ciudad y su gente. Tuvimos la suerte de participar en varios talleres presenciales en el CCEMx, un hermoso edificio situado en el centro histórico de la capital; e impartir una serie de charlas y seminarios en el marco de la FILIJ.

Fruto de ese viaje surgió una relación de complicidad con el CCEMx que enseguida se transformó en un nuevo compromiso para regresar a México, recorrer varios estados y poder conocer, de cerca, algunas de las actividades que se desarrollan a lo ancho y lo largo del país y que se engloban dentro del Programa Nacional de Salas de Lectura.

Por motivos obvios, el viaje tuvo que posponerse, pero no las ganas de compartir conocimientos y experiencias en torno al fomento de la lectoescritura.

Así que nos reinventamos, de algún modo, y pudimos desarrollar junto al CCEMx un conjunto de propuestas formativas que quisimos llamar “Pequeños contadores de historias”: un total de 12 talleres online de escritura creativa dirigidos, por una parte, a niños y niñas no sólo de México sino de otros países latinoamericanos; y  a educadores, promotores y mediadores de la lectura y adultos en general, por la otra.

En cuanto al trabajo desarrollado con los más pequeños, nos sumamos a la filosofía planteada por el CCEMx, que recogía diversas propuestas creativas que surgían de niños y que tenían como destinatarios a otros niños. Además de potenciar la relación y la comunicación entre jóvenes y adolescentes de diferentes países de habla hispana, nos permitiría plantearlo también entre educadores, mediadores y profesionales del entorno de la Literatura Infantil y Juvenil.

El proyecto se inició en julio de este año y concluyó a finales del mes de octubre.

¿Sabéis qué sucedió?

Sucedió que la distancia kilométrica y la de las pantallas electrónicas se superó sin darnos cuenta; sucedió que conseguimos conectar de una manera muy orgánica, casi como si estuviésemos reunidos en torno a un mismo fuego; sucedió que las niñas y los niños que participaron en los talleres nos mostraron que México es un país de contadores de historias, de maravillosas leyendas y tradiciones; nos hablaron de cómo se pueden enamorar dos volcanes, o de novias maniquís. Nos contaron qué cosas les gustan y no les gustan, nos mostraron sus Catrinas y sus Calacas favoritas, jugaron a las mentiras desde su verdad más profunda, combatieron con palabras, nos confesaron que detestaban la violencia o escribieron maravillosos manuales de instrucciones para “ser un buen fantasma”, por ejemplo, o “para crear el amigo perfecto”.

Algunos de esos niños, algunas de esas niñas, de mayores quieren ser cineastas, escribir, dedicarse a la fotografía; en definitiva: quieren contar historias.

Con los adultos sucedió algo extraordinario también. Se resumen en una palabra: emoción. Compartimos historias, textos que eran regalos, cartas de despedida, recetas literarias para combatir la tristeza, el aislamiento o la añoranza, pero, sobre todo, nos emocionamos durante cada sesión semanal. Visto desde fuera, y como en ese maravilloso poema de Ángel Guinda llamado Cajas; hasta una indígena lo diría y tendría razón: parecíamos un grupo de locos en torno a la literatura. Ahora reíamos, ahora llorábamos, dejábamos ese espacio también para el silencio, sin necesidad de tener que rellenar huecos o vacíos; leímos y releímos; y tuvimos esa sensación cálida de pertenecer a un mismo lugar, nos sentimos cerca, muy cerca.

Y de eso se trata.  Y de eso seguirá tratándose.

Y, si no, ¿para qué está la literatura? ¿Para qué sirve?

La colaboración con AECID y el Centro Cultural de España en México continúa, y no solo eso: crece. En unas semanas impartiremos nuevos talleres literarios online en coordinación con los Centros Culturales de Guatemala, San Salvador, Tegucigalpa y Buenos Aires.

Y esa es la parte que más nos ilusiona. Vendrán más encuentros, más emociones, más sonrisas, más literatura, más palabras. Y nos sentiremos cerca, y algo sucederá que romperá algunas leyes de la lógica y de la física. También las leyes de la pandemia que nos ha tocado vivir. Y lo más hermoso de todo es que estaremos allí para contarlo, para vivirlo, para reconfortarnos, para compartirlo en torno a la lumbre de las historias.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos:

Responsable: Asociación Atrapavientos.

Finalidad: Control de SPAM y gestión de comentarios.

Legitimación: Tu consentimiento.

Destinatarios: No se cederán a terceros salvo obligación legal.

Derechos: Puedes ejercitar en cualquier momento tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición y demás derechos legalmente establecidos a través del siguiente e-mail: hola@atrapavientos.org.

Información adicional: Puedes consultar la información adicional y detallada sobre protección de datos aquí: Política de privacidad.